Seminario Interuniversitario de Investigadores del Fascismo

Vassilios A. BOGIATZIS: «La Grecia de entreguerras 1922-1940: crisis y palingénesis»

La crisis interna de entreguerras en Grecia, una consecuencia del efecto combinado del Desastre de Asia Menor y la Depresión –a pesar de la rápida recuperación económica– plantea de forma ineludible dos temas entrelazados: aquellos referentes a la reconstrucción nacional y los relacionados con la nueva orientación cultural del país. Políticos e intelectuales de todas las tendencias se vieron obligados a abordar estas cuestiones cruciales en medio de unas condiciones crecientes de malestar social. Así pues, siguiendo la sugerencia de Peter Wagner, si consideramos el periodo de entreguerras con sus dos mayores puntos de inflexión –la Gran Guerra y la Depresión– como el auge de la dilatada primera crisis de la modernidad, que se enmarcaría en la transición desde una modernidad liberal limitada a otra organizada, podemos concluir que el caso griego encaja bien dentro de este marco conceptual a pesar de algunas peculiaridades. (1)

Refugiados griegos tras la expulsión de Asia Menor a su llegada a Grecia (1922). Muchos de ellos apenas hablaban griego después de haber vivido durante siglos en las costas occidentales de la actual Turquía.

Refugiados griegos tras la expulsión de Asia Menor a su llegada a Grecia (1922). Muchos de ellos apenas hablaban griego después de haber vivido durante siglos en las costas occidentales de la actual Turquía.

Específicamente, Grecia pareció experimentar algo parecido a una prolongación del final de la Gran Guerra con la campaña militar de tres años en Asia Menor (1919-1922), que tuvo unas consecuencias dramáticas, especialmente la expulsión después de la derrota de casi un millón y medio de refugiados procedentes de Turquía y la búsqueda de una solución rápida para éstos en medio de un contexto de agitación socioeconómica. En consecuencia, desde el primer momento la cuestión de la reconstrucción nacional y la recuperación económica –que implicó avances científicos y tecnológicos– se entrelazó con un agudo conflicto político que amenazó con socavar las mismas bases del gobierno democrático y parlamentario. Para hacernos una idea de ello basta con señalar que desde 1924 a 1928 nueve gobiernos parlamentarios, seis golpes militares y una dictadura marcaron la vida del país. En 1928, el líder del Partido Liberal, Eleftherios Venizelos se convirtió en Primer Ministro y gobernó el país hasta 1932. (2)

Expulsión de la población griega de sus hogares centenarios en los territorios de un nuevo estado-nación en pleno proceso de construcción, Turquía. La población étnicamente griega vivía diseminada por todas las regiones costeras de Anatolia, especialmente el Asia Menor, y sus lenguas y costumbres a veces se asemejaban más bien poco a las de los griegos continentales.

Expulsión de la población griega de sus hogares centenarios en los territorios de un nuevo estado-nación en pleno proceso de construcción, Turquía. La población étnicamente griega vivía diseminada por todas las regiones costeras de Anatolia, especialmente el Asia Menor, y sus lenguas y costumbres a veces se asemejaban más bien poco a las de los griegos continentales.

Durante estos años los gobiernos de Venizelos adoptaron y plantearon un extenso programa de obras públicas, al tiempo que otros proyectos tecnológicos comenzados con anterioridad eran culminados: redes de carreteras, trabajos para la recuperación de tierras, electrificación, sistemas de depuración de aguas residuales, programas de vivienda social y sanidad pública así como proyectos de asentamiento para refugiados. (3) En consecuencia, a parte de –o más bien, junto con– la inestabilidad socio-política, estos años conformaron un periodo de desarrollo económico y favorecieron la formulación de una visión modernista basada en el desarrollo tecnológico que fue promovida por ingenieros e industriales, un hecho que dio lugar a un sentimiento general de optimismo a pesar de las graves dificultades que marcaron los años finales de la década de los veinte. (4)

Ioannis Metaxas a la salida de una ceremonia gubernalmental durante la Dictadura del 4 de agosto.

Ioannis Metaxas a la salida de una ceremonia gubernalmental durante la Dictadura del 4 de agosto.

En cualquier caso, desde principios de los años treinta el panorama comenzó a oscurecerse. Los complejos problemas a los que Grecia se enfrentaba, en particular la cuestión irresuelta del asentamiento urbano de los refugiados y las enormes desigualdades sociales y económicas, se vieron magnificados notablemente por el deterioramiento de las condiciones sociales derivado de la Depresión. El estado griego se vio forzado a declarar una suspensión de pagos en la primavera de 1932: los conflictos sociales se vieron agudizados e intensificados, la preocupación creciente frente a la amenaza del comunismo se combinó con una extendida desconfianza hacia los valores liberales y el gobierno parlamentario, y las llamadas “obras públicas productivas” fueron paralizadas debido a la falta de fondos, mientras las grandes expectativas que estos llevaban aparejadas parecieron quedar falseadas. Especialmente después de la Depresión, y a pesar de la rápida recuperación derivada de la adopción de medidas autárquicas que beneficiaron principalmente a la industria, (5) la obvia insatisfacción con respecto al parlamentarismo provocó la intensa búsqueda de soluciones políticas autoritarias. (6) Los tres golpes de estado que tuvieron lugar entre 1933 y 1936 son indicativos de la inestabilidad política del periodo. (7) En consecuencia, la crisis social y política de larga duración provocó el final de la República y pavimentó el camino para la restauración de la monarquía griega a finales de 1935, y tras ello para el establecimiento de la dictadura de Ioannis Metaxas, el 4 de agosto de 1936.

Postal que celebra los resultados del Tratado de Sèvres, que se correspondían de algún modo con la "Megali Idea", según la cual el estado griego debía poner pie a ambos lados del Egeo.

Postal que celebra los resultados del Tratado de Sèvres, que se correspondían de algún modo con la «Megali Idea», según la cual el estado griego debía poner pie a ambos lados del Egeo.

Es importante subrayar aquí los parámetros ideológicos del debate: la derrota militar en Asia Menor señaló la quiebra del núcleo ideal del nuevo estado griego, la Gran Idea [Megali Idea], a saber, la restauración de un Imperio bizantino en oriente bajo la hegemonía griega; el agudo sentimiento de un insoportable vacío ideológico; y la necesidad imperativa de formular una nueva orientación cultural –nacional– trazó el nuevo contexto en que tuvieron lugar los conflictos ideológico-políticos. Este fue, tal y como he señalado antes, el marco del periodo que Peter Wagner denomina la primera crisis de la modernidad: no sólo se puso en cuestión el liberalismo económico; también las ideas de ciencia o democracia. El creciente poder de la clase trabajadora dio vía libre a ideas e iniciativas colectivas de amplio alcance, y la inestabilidad política abrió la posibilidad para plantear soluciones autoritarias radicales, particularmente en un contexto de formidable ansiedad ideológica. (8)

Ioannis Metaxas en un acto de la Organización de la Juventud Nacional.

Ioannis Metaxas en un acto de la Organización de la Juventud Nacional.

En este sentido, la Grecia de entreguerras podría ser descrita como una «sociedad estresada», siguiendo los términos empleados por Roger Griffin para referirse al caso de la Alemania de Weimar de posguerra y otras sociedades europeas o europeizadas del periodo. (9) Esta parecía enfrentar la misma “profunda inquietud” que Karl Mannheim delineó como el rasgo central psico-social de todo el periodo posterior a la primera posguerra mundial: la experiencia de las consecuencias provocadas por la descomposición de una Weltanschauung basada en una unidad interna anteriormente única, estable y coherente. (10) Desde esta perspectiva, la más sorprendente similitud puede ser la sensación o percepción de que un periodo entero llegaba a su fin y un nuevo comienzo se hacía necesario, un Aufbruch entendido como salida del desmenuzado mundo de ayer hacia un mañana construido sobre la base estable –y, por qué no, revolucionaria– de nuevas concepciones e ideales. Tal y como Griffin observa, durante el periodo de entreguerras estuvo muy extendida “la convicción de que las agitaciones de la historia contemporánea eran los estertores agónicos de un mundo moderno bajo la égida de la razón ilustrada y el capitalismo liberal. Pero no se trataba de una ‘desesperación cultural’. En el periodo subsiguiente a la Gran Guerra no sólo la Avant-garde, sino millones de ‘personas normales y corrientes’ sintieron que estaban asistiendo a las contracciones del parto de un nuevo mundo bajo un régimen político e ideológico cuya naturaleza todavía estaba por decidir.” (11) La experiencia de esta descomposición fue dolorosa y, al mismo tiempo, la necesidad de transformación fue particularmente aguda: los movimientos sociales, políticos y artísticos del momento buscaron el modo de propiciar una redención colectiva, una nueva comunidad nacional –o de otro tipo–, una poderosa sensación de arraigo y fortaleza frente a la decadencia, su objetivo era un renacimiento, renovación, regeneración y rejuvenecimiento, la creación de una nueva sociedad y un nuevo hombre.

Proclamación de la Segunda República griega en 1924.

Proclamación de la Segunda República griega en 1924.

Fue en estas condiciones liminoides de posguerra en que las dinámicas “primordiales” de trascendencia y redención fueron liberadas, en que los politicos e intelectuales de todas las tendencias políticas tuvieron que enfrentarse con estas cuestiones cruciales en medio de unas condiciones de creciente malestar social. Entre ellos, aquellos que tuvieron unos estrechos vínculos con Alemania jugaron un papel primordial en los acontecimientos de la época. Ioannis Metaxas, por ejemplo, fue un ingeniero militar que había estudiado en la Academia Militar de Berlín durante los años que van de 1899 a 1903 gracias a una beca de la monarquía griega, progermánica; había estado exiliado durante la Gran Guerra debido a su declarada “germanofilia”; y estableció su dictadura fascistoide entre los años 1936 y 1941. El sociólogo Panayiotis Kanellopoulos y el filósofo Constantine Tsatsos estudiaron en Heidelberg bajo la supervisión de Heinrich Rickert, mantuvieron relación con prominentes intelectuales alemanes, ostentaron cargos en la universidad y se implicaron activamente en los conflictos ideológicos de su tiempo. En su aproximación al “problema griego”, el general Metaxas y también Tsatsos y Kanellopoulos flirtearon explícitamente con varios aspectos de la dialéctica Kultur versus Zivilization y con ideas de la “revolución conservadora”. Una amplia gama de intelectuales públicos, ingenieros y funcionarios de alto rango en torno a ellos expresaron públicamente su entusiasmo tanto por la Alemania post-Weimar como por ciertos rasgos del “espíritu alemán”, entendidos como la piedra angular de la resurrección alemana. El énfasis en una herencia nacional-cultural redefinida como una nueva Weltanschauung, un nuevo “dosel sagrado”, tal y como Roger Griffin plantea, fuertemente conectado con el deseado papel central para el estado, un Estado-Jardinero siguiendo la terminología de Bauman, llevó a la aversión por el parlamentarismo y su consiguiente debilitamiento. En un marco definido por ideales revolucionario-conservadores, el renovado punto de vista nacionalista adoptado, inspirado por Alemania, determinó las concepciones sobre la misión del pueblo griego y cuestiones básicas para la vida en sociedad como la neutralidad científica y la libertad académica. (12)

Uno de los políticos griegos más importantes de la primera mitad del siglo XX, para muchos fue el padre de la Grecia moderna.

Uno de los políticos griegos más importantes de la primera mitad del siglo XX, para muchos fue el padre de la Grecia moderna.

Sin embargo, no fue solo exclusivamente el caso de la derecha, ya fuera en su dimensión radical o conservadora. En un contexto marcado por su llegada al poder como una suerte de “dictador parlamentario”, debido a su abrumadora victoria electoral en 1928 y a la Depresión, el liberal Eleftherios Venizelos se complacía al escuchar que él nunca era dogmático y que estaba preparado para ir en contra de los dictados parlamentarios si consideraba que éstos eran contrarios a los intereses nacionales. Venizelos criticaba al parlamentarismo por atribuir un valor absoluto a los derechos individuales y obstruir al poder ejecutivo. Además, irónicamente subrayaba la larga duración de las sesiones parlamentarias y señalaba que la democracia ahondaba en las divisiones sociales, mientras dudaba si las cámaras legislativas eran las auténticas representantes del pueblo. En su opinión, el parlamentarismo promovía gobiernos débiles y dependientes, un hecho que llevaba directamente a la defensa de formas autoritarias de acuerdo político. De acuerdo con su punto de vista, la única solución o salvación para la estabilidad parlamentaria democrática era la llegada al poder de hombres y gobiernos vigorosos. Durante los años que van de 1928 a 1932, especialmente después de 1931, Venizelos intento lograr, entre otras cosas, el reforzamiento del poder ejecutivo, la introducción de instituciones colectivas y organizadas y la restricción de los derechos individuales. (13)

Giorgios Theotokas

Giorgios Theotokas

George Theotokas, un miembro prominente del grupo de “la generación de los años 30” expresaba preocupaciones similares. Bajo la etiqueta de “la generación de los 30” se reunieron una serie de intelectuales, escritores, poetas, arquitectos y pintores que durante el periodo de entreguerras en Grecia formularon exigencias en clave modernista. La principal tendencia de este “movimiento” intentó aproximarse a la tradición griega desde un punto de vista modernista, más allá del nacionalismo conservador, con el fin de dar a luz un “Helenismo helénico” (hellinikos hellinismos). (14) La medida en que esta tendencia alcanzó estos fines o avanzó contra las concepciones tradicionales de la Nación y las soluciones políticas autoritarias asociadas a estas últimas es un punto de debate entre los investigadores. A pesar de sus credenciales liberales, Giorgos Theotokas criticó una vez más el modo en que las ideas liberales habían sido probadas sin mesura en Grecia durante este periodo. Hablaba de la “loca década de los 20” caracterizada por la “ausencia de cualquier tipo de moderación, disciplina y prudencia con respecto a la política, la economía, el ethos y las actividades culturales”. De acuerdo con Theotocas, el liberalismo económico, el individualismo desenfrenado, la industrialización y la soberanía de las máquinas acabó en un desequilibrio social. La crisis del capitalismo empujaba a las sociedades a la enfermedad del comunismo, que era presentado como la apoteosis del materialismo y la integración de la sociedad con la Civilización de la Máquina. Las contingencias de la modernidad liberal se estaban convirtiendo cada vez más en algo insoportable; al mismo tiempo, la vuelta a la seguridad y certeza del control estaba pasando a ser más fascinante en el imaginario social. El propio Theotokas señalaba que “… el estado tiene que estar preparado para emprender el reto de un rol protagonista en la vida política y económica, asumir una mayor responsabilidad y ser más eficiente al abordar los problemas sociales, emanciparse de los compromisos parlamentarios con el fin de lograr una gestión eficaz y, al mismo tiempo, la armonización de los intereses sociales contradictorios”. Un ideal emancipado del progreso económico y tecnológico asociado a una sociedad civil fuerte parecía ahora tan peligroso como el comunismo. La confrontación con la modernidad materialista, percibida como la causa principal de la crisis y los levantamientos sociales, presuponía la subordinación de los tecnócratas al poder de los ideales y valores nacionales. El marco ideológico de esta subordinación se basaba en la herencia tradicional griega y en una variedad de influencias ideológicas foráneas. (15)

Dimitrios Glinos

Dimitrios Glinos

Al otro lado del espectro político, el destacado pensador marxista Dimitrios Glinos consideraba que el tratamiento del “malestar griego”, así como también la recuperación social, política y económica se alcanzaría si se elaboraba un plan que combinara la regulación científica de los procedimientos productivos, los avances tecnológicos y una educación moderna. Basándose en estos fundamentos ideológicos y teniendo en cuenta las posibilidades del momento, Glinos consideraba el paradigma soviético como la única solución apropiada para la crisis de entreguerras en su variante griega. Glinos reconocía la dinámica inherentemente progresiva de la tecnología moderna y evocaba la creencia marxista de que la combinación de una clase trabajadora revolucionaria con avances tecnológicos bastaba para alcanzar la necesaria transformación social. La teoría científica del materialismo histórico garantizaba, en su misma concepción, el uso “correcto” de los avances tecnológicos; esta idea le llevaba a aceptar sin reservas el modelo institucional de organización y planificación soviético, “una forma política”, tal y como él mismo señalaba, “donde ciencia y vida no eran considerados como esferas separadas entre sí”. En el pensamiento de Glinos, el paradigma soviético representaba la unidad entre ciencia y tecnología, la mejora de las condiciones de vida de las masas, la superación de la alienación en el trabajo y, finalmente, la creación de una nueva civilización a través de la “vitalidad del proletariado”.

Traducción de David Alegre Lorenz para el SIdIF. Con nuestros agradecimientos a Vassilios A. Bogiatzis, autor del texto, por su amabilidad y su sincera amistad.

NOTAS:

(1) Peter WAGNER: Α Sociology of Modernity, Liberty and Discipline, Londres, Routledge, 1994.
(2) Gregorios DAFNES: He Hellas Metaxy Dyo Polemon, 1923-1940 [Greece Between Two Wars, 1923-1940], 2 volumes, Atenas, Kaktos, 1997; George Th. MAVROGORDATOS: Stillborn Republic. Social coalitions and party strategies in Greece, 1922-1936, University of California Press, 1983; Gunnar HERING: Ta Politika Kommata stin Hellada 1821-1936 [The Political Parties in Greece 1821-1936], Atenas, Cultural Foundation of National Bank, 2004.
(3) S. TZOKAS: Ho Eleftherios Venizelos kai to Egxeirima tou Astikou Eksygxronismou [Eleftherios Venizelos and the Bourgeois Modernization Attempt], Atenas, Themelio Publications, 2002.
(4) Constantinos VERGOPOULOS: Ethnismos kai Oikonomiki Anaptyxi. He Hellada ston Mesopolemo [Nationism and Economic Development. Greece in Inter-war Period], Atenas, Exantas publications, 1993; Nikos PSIROUKIS: Ho Fasismos kai he 4h Avgoustou [Fascism and the 4th of August Regime], Nicosia, Aegean publications, 1994; Antoniou, Yiannis ANTONIOU: Hoi Hellines Michanikoi. Thesmoi kai Idees 1900-1940 [Greek Engineers. Institutions and Ideas 1900-1940], Atenas, Vivliorama, 2006.
(5) Mark MAZOWER: He Hellada kai he Oikonomiki Crisi tou Mesopolemou [Greece and the Economic Inter-war Crisis], Atenas, Cultural Foundation of National Bank, 2002.
(6) Andrew-Alexander KYRTSIS: Koinoniologiki Skepsi kai Eksygxronistikes Ideologies ston Helliniko Mesopolemo [Sociological Thinking and Modernist Ideologies in Greek Inter-war Period]. Atenas, Nisos publications, 1996; Spyros MARKETOS: Pos Filisa ton Mussolini. Ta Prota Vimata tou Hellinikou Fasismou [How I Kiss Mussolini. The First Steps of Greek Fascism], Atenas, Vivliorama, 2006; Despoina PAPADIMITRIOU: Apo ton Lao ton Nomimofronon sto Ethnos ton Ethnicofron. He Sidiritiki Skepsi stin Hellada 1922-1967 [From the “Folk” of “Loyals” to the “Nation” of Nationalists. The Conservative Thought in Greece 1922-1967]. Atenas, Savvalas, 2006.
(7) Nikos ALIVIZATOS: Hoi Politiki Thesmoi se Crisi 1922-1974, Opsis tis Hellinikis Empeirias [The Political Institutions in Crisis: 1922-1974. Aspects of Greek Experience]. Atenas, Themelio Publications, 1995; MAVROGORDATOS: ibid; HERING: ibid.
(8) Michael HARD y Andrew JAMISON: “Conceptual Framework: Technology Debates as Appropriation Processes”, en Michael HARD y Andrew JAMISON (eds.): Intellectual Appropriation of Technology. Discourses on Modernity, MIT Press, 1998, pp. 1-16.
(9) Roger GRIFFIN: Modernism and Fascism: The Sense of a Beginning under Mussolini and Hitler, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2007.
(10) Karl MANNHEIM: Ideologia kai Utopia [Ideology and Utopia], Atenas, Gnosis publications, 1997.
(11) GRIFFIN: ibid, p. 8.
(12) Vassilios A. BOGIATZIS: Meteoros Modernismos: Technologia, Ideologia tis Epistimis kai Politiki stin Hellada tou Mesopolemou (1922-1940) [Ambivalent Modernism: Technology, Scientific Ideology, Politics in Interwar Greece 1922-1940], Atenas, Eurasia Publications, 2012.
(13) HERING: ibid.
(14) Dimitrios TZIOVAS: Hoi Metamorfoseis tou Ethnismou kai to Ideologima tis Hellinicotitas sto Mesopolemo [The Transformations of Nationism and the Ideology of Greekness in the Inter-war period], Atenas, Odysseas, 1989.
(15) BOGIATZIS: ibid, pp. 317-381.
(16) Dimitrios GLINOS: «He Helliniki Arrostia» [The Greek Malaise], 2º Volumen, 1926, pp. 109-123 y «He Sosialistiki Epanastasi ston Politismo» [The Socialist Revolution in Culture], 4º Volumen, 1932, pp. 39-48, en Loukas AXELOS (ed.): D. Glinos, Eklektes Selides [D. Glinos, Selected Papers], Atenas, Stoxastis publications, 1971-1975, 4 Volúmenes.

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