Freie Universität Berlin.
20 – 21 de junio de 2014.
Fecha límite para la recepción de propuestas: 30 de septiembre de 2013.
Con el congreso ya cerrado puede consultarse el programa y fechas definitivas aquí: Programa y fechas definitivas «Fascism without Borders»
El fascismo nunca llegó a constituir una Internacional al estilo de la comunista, pero siempre se planteó como un movimiento político transnacional donde Italia y Alemania se erigieron en referentes a nivel europeo, tanto en el ámbito espiritual como en el puramente práctico y material. De algún modo, ambos régimenes se convirtieron en el el arsenal del fascismo continental. Precisamente, partiendo de estas evidencias, en los últimos años los estudios sobre el fascismo se han tornado mucho más polifacéticos y, además, se han complejizado sobremanera al incluir novedosas variables y perspectivas, entre las cuales cabe destacar las que tienen que ver con lo estrictamente cultural. Un buen ejemplo de esta realidad a nivel peninsular lo constituyen los últimos trabajos de Javier Rodrigo, Cruzada, Paz, Memoria, recientemente publicado, y Ferran Gallego, El evangelio fascista, que estará en las librerías desde finales de octubre. (1)
Voluntarios fineses en las Waffen-SS. La guerra en el este atrajo a miles de europeos a las filas del Eje, permitiéndoles entrar en contacto de lleno con el Tercer Reich
La voluntad de los organizadores de Fascism without Borders, iniciativa programada desde el Friedrich-Meinecke Institut dentro del Departamento de Historia y Estudios Culturales de la Freie Universität Berlin, no es otra que la de enmarcarse de lleno en estas últimas tendencias. Concretamente, el congreso busca profundizar en las relaciones transnacionales entre movimientos fascistas más pequeños y, al mismo tiempo, analizar la influencia supranacional del Italia y Alemania. De algún modo, el objetivo es proponer una nueva mirada sobre el fascismo europeo que sea capaz de reconocer su dimensión internacional, donde confluirían toda una miriada de instituciones, organizaciones e individuos estrechamente relacionados entre sí. Precisamente, esta vía ha sido explorada con buenos resultados en otros encuentros como ‘German Science’ in Southern Europe, 1933-1945, celebrado en la Universidade Nova de Lisboa en octubre de 2012, donde los participantes pusieron de manifiesto hasta qué punto se dejó sentir el influjo del Tercer Reich sobre la esfera continental mediterránea, tanto a nivel político como científico, pasando por lo militar, lo tecnológico o lo cultural (2). Por ello, Fascism without Borders pretende que las contribuciones que habrán de darle forma no se centren en figuras de alto rango y líderes, sino también en intelectuales de segunda y tercera fila, grupos específicos y profesores como receptores y codificadores de la experiencia y el espíritu fascistas. En este sentido, las visiones e ideas del Nuevo Orden europeo se conciben como el punto de encuentro ideal para analizar estos intercambios y conexiones transnacionales del fascismo.
Cartel de la CNT-FAI durante la guerra civil alertando sobre la naturaleza fascista del enemigo
Sea como fuere, otros dos aspectos fundamentales en los cuales pretende indagar la iniciativa son, por un lado, los conflictos entre estados fascistas y movimientos, así como entre movimientos y los llamados regímenes autoritarios, y, por otro lado, busca discernir si acaso la izquierda europea percibió esa supuesta dimensión internacional del fascismo y si ello acabó por condicionar su agenda y su estrategia política. Sea como fuere, el interés central de la organización se centra en comunicaciones que se centren en relaciones que impliquen a dos o más partes a nivel internacional. Para mayor claridad, a continuación exponemos las líneas de trabajo y preguntas planteadas en el call for papers del congreso de cara a orientar las participaciones que decidan sumar sus propuestas al congreso -para más información podéis consultar la web del encuentro: http://hsozkult.geschichte.hu-berlin.de/termine/id=22348-:
– ¿Qué formas de cooperación se desarrollaron entre movimientos y regímenes fascistas?, ¿qué fines y motivaciones pueden percibirse?, ¿qué papel jugaron funcionarios de rango medio y activistas en estas relaciones?
– ¿Cooperaron los pequeños movimientos fascistas en primer lugar con Italia y Alemania o establecieron conexiones entre sí?, ¿Consideraron los pequeños movimientos europeos a la Italia fascista y la Alemania nacionalsocialista como modelos o pretendieron desarrollar un concepciones alternativas del fascismo?
– Qué factores interfirieron o impidieron la cooperación entre movimientos y regímenes fascistas? ¿Hasta qué punto y de qué manera fueron los conflictos entre movimientos y regímenes fascistas el resultado de intereses económicos y razones de práctica política?
– ¿Hasta qué punto consideraron las fuerzas políticas opositoras -como los movimientos partisanos comunistas o estudiantes y profesores- dentro de estados fascistas dicho fenómeno como un movimiento transnacional?, ¿Reaccionaron éstos con sus propios intercambios multinacional a este particular reto transnacional?
Grzegorz Rossolinski-Liebe
Merece la pena señalar que el principal impulsor de la iniciativa, Grzegorz Rossolinski-Liebe, es un joven historiador que, entre otras cosas, se ha dedicado a analizar el influjo de la Alemania nacionalsocialista sobre la Ucrania occidental y una de las facciones de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) -concretamente la liderada por Stepan Bandera- y el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA). Rossolinski-Liebe levantó cierta controversia en Ucrania tras ser invitado a pronunciar en Kiev una serie de conferencias sobre la vida y memoria del propio Stepan Bandera, lo cual motivó una importante manifestación de simpatizantes del partido Svoboda, de extrema derecha según muchos expertos, frente a la embajada alemana que reivindicaba la cancelación de las charlas. La obra de Rossolinski-Liebe ha promovido la desmitificación y decodificación de la figura de Bandera, quien constituye un referente histórico de primer orden en las narrativas nacionalistas ucranianas -sobre todo en la mitad occidental del país, feudo tradicional del nacionalismo ucraniano- donde éste es presentado como una suerte de padre de la patria y la OUN y el UPA, inspirados y liderados por éste, como «movimientos de liberación». Precisamente, en la línea de otros historiadores como Timothy Snyder o Per Anders Rudling, Rossolinski ha puesto de manifiesto el carácter de los mitos sobre los que se fundamenta el actual nacionalismo ucraniano, poniendo de relieve los orígenes fascistas de su principal precedente, el OUN (3). En los últimos años, los tres han centrado sus investigaciones en los complejos espacios de transición de la Ucrania y la Bielorrusia occidentales, así como en los países bálticos, poniendo de manifiesto el papel decisivo de la violencia étnica y política en la configuración de la realidad social, étnica y política de estas regiones y, por otro lado, el alto grado de colaboracionismo de la población local con las autoridades alemanas en el exterminio de sus comunidades judías. (4) De hecho, hace poco más de un año, Vadym Kolesnychenko, militante del rusofilo Partido de las Regiones -actualmente en el gobierno-, publicó un libro con algunos artículos de estos tres historiadores traducidos al ruso, lo que demuestra el uso y capitalización de producción historiográfica puntera por parte de los partidos ucranianos en sus enconadas disputas dialécticas. (5)
Monumento a Stepan Bandera en la ciudad de Lviv, un habitual en el horizonte urbano de la Ucrania occidental.
(1) Javier RODRIGO: Cruzada, Paz, Memoria. La guerra civil en sus relatos, Granada, Comares, 2013 y Ferran GALLEGO: El evangelio fascista. La formación de la cultura política del franquismo (1930-1950), Madrid, Península, 2013.
(2) Para ver los contenidos del congreso véase <http://www.fcsh.unl.pt/eventos/documentos/ConferenceProgram_Final.pdf>. Consultado el 1 de septiembre de 2013.
(3) De especial interés Grzegorz ROSSOLINSKI-LIEBE: «The ‘Ukrainian National Revolution’ of 1941: Discourse and Practice of a Fascist Movement», en Kritika: Explorations in Russian and Eurasian History, vol. 12, no. 1 (Winter 2011): 83–114. Disponible online en <http://www.academia.edu/400549/The_Ukrainian_National_Revolution_of_1941_Discourse_and_Practice_of_a_Fascist_Movement>. Consultado el 1 de septiembre de 2013.
(3) Entre otros, Timothy SNYDER: «Limpiezas étnicas», en Idem: Tierras de sangre. Europa entre Hitler y Stalin, Barcelona, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2011, pp. 371-399; del mismo autor, The Reconstruction of Nations: Poland, Ukraine, Lithuania, Belarus, 1569-1999, New Haven, Yale University Press, 2003; Per Anders RUDLING: «The Invisible Genocide: The Holocaust in Belarus,» en John-Paul HIMKA y Joanna Beata MICHLIC (eds.), Bringing to Light the Dark Past: The Reception of the Holocaust in Postcommunist Europe, Lincoln, University of Nebraska Press, 2013, pp. 58-82.
(4) Simplificando el mapa político ucraniano podría señalarse que en la actualidad el país está fracturado entre la mitad oriental, étnica y culturalmente rusa, y la mitad occidental, ucranianoparlante, como se ha puesto de manifiesto en los últimos debates y comicios políticos. En este sentido, la iniciativa de Kolesnychenko iría dirigida a deslegitimar las narrativas nacionalistas hegemónicas en la mitad occidental del país y los partidos políticos sustentados sobre éstas, que a sus ojos buscarían fagocitar la riqueza étnico-cultural de la república ucraniana.
Seminario Interuniversitario de Investigadores del Fascismo 
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